El negocio de los medicamentos falsos constituyó uno de los temas más debatidos en áreas de la salud en República Dominicana durante el año 2013, pues su tráfico puso en riesgo la salud de la ciudadanía, situación que generó pronunciamientos y advertencias al gobierno por parte de organismos internacionales.
Este drama fue tan evidente que incluso llevó a la cárcel al exaspirante a diputado por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), José Cruz, por presunta falsificación de etiquetados, provocó desmontes de varios laboratorios clandestinos por parte del Ministerio de Salud Pública y generó fuertes discusiones en los medios de comunicación.
Ese mercado, en países donde no existen políticas e instituciones fuertes, se expande de manera impresionante y certeza de ello es que, según estudios, en esta nación se mueven RD$1,300 millones anuales, lo que se traduce en perjuicio de la salud de la población.
La fabricación y comercialización de remedios adulterados es ya preocupante, porque crece y se propaga silenciosamente sin que las autoridades competentes tomen medidas para frenarlo. República Dominicana figura entre los estados de la región con mayores niveles de mercado, realidad que ha provocado que el tema sea ventilado en cónclaves internacionales.
Autoridades opinan
El ministro de Salud Pública, Freddy Hidalgo, al reconocer la gravedad del asunto, señaló que las autoridades han hecho sometimientos judiciales por esa práctica, pero aseguró que serán más drásticos en lo adelante contra quienes delinquen en dicha industria.
Dijo, no obstante, que han venido actuando contra los comerciantes inescrupulosos que incurren en esta modalidad, a sabiendas de que atentan contra la salud y la vida de la sociedad.
Al referirse al particular, Altagracia Paulino, directora de Pro Consumidor, llamó a la población a denunciar los establecimientos donde se expendan fármacos adulterados y exhortó a comprarlos en lugares certificados.
Realidad
Aunque alivia a la sociedad la intención de las autoridades de combatir este flagelo no es suficiente, sino que se necesita informar a la gente sobre cuáles tónicos son comúnmente falseados, para que los usuarios puedan tomar a tiempo las medidas de protección necesarias.
Lo triste del caso es que el problema no es nuevo en el país y nadie sabe a ciencia cierta cuántas víctimas mortales ha cobrado la criminal práctica y cuántos más serán afectados en el futuro, sino se toman las acciones de lugar.
Las consecuencias que arrastra atenta contra el mejor activo que tienen los seres humanos, su salud. Además, van también al plano de la estafa y afectan seriamente a un sector formal que trabaja y vela por mantenerse en la actividad de manera lícita.
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