↓ publicidad

El verdadero origen de la frase popular “Entra si quieres y sal si puedes” a Nagua

                                              Por Stanislaw Peña

“Entra si quieres y sal si puedes”. Cualquier dominicano que escuche o lea esa frase por ahí, de alguna manera sabrá que se refiere al pueblo de Nagua. La frase encierra una connotación semántica, pues según la intención del hablante o del contexto, tendría
diferentes significados (o varios a la vez).


A)  Significa: Que al llegar un visitante a este municipio, la hospitalidad y la cordialidad de sus habitantes hagan que a dicho visitante le den deseos de permanecer por más tiempo en Nagua, quedarse, volver más a menudo, en fin, una serie de potenciales respuestas que dan pie a la conocida frase.
B)   Significa: Que al llegar un visitante a este municipio, si le gusta el “can” y la bebida, es posible que llegara a una plaza idónea para tal fin.
C)   Significa: Que al llegar un visitante a este municipio, tal vez asimilando el comentario de que “la mujeres de Nagua son caliente”, le interese la plaza.
D)  Significa: Que al llegar un visitante a este municipio, quede impresionado por la exuberancia de las costas y los frondosos cocoteros que la bañan.

Todas esa variables podrían ser válidas, eso creemos. Lo que no creemos es que la conocida frase haya nacido en el seno de Nagua, y por consiguiente, forme parte de su folklore. Eso lo debió investigar nuestra compueblana Zoila Luna, pues ella se convirtió en embajadora y promotora de la frase. Siendo nagüense, y una excelente presentadora de TV, cada vez que hacía referencia a tal decir, el asunto iba adquiriendo mayor promoción, hasta llegar a su clímax. Pero, deben saber, Zoila Luna, y todo amigo lector, que la frase en cuestión no pertenece a Nagua sino a Cabrera. ¿Cómo?, ¿a Cabrera?, preguntaría usted. Sí a Cabrera. En nuestra modesta biblioteca poseemos textos que testifican categóricamente tal afirmación.
En el libro “Cabrera: 100 años de historia (1891-1991)”, el Dr. Romeo F. Acosta Tajada escribe:
“… debemos imitar con miras a servir a nuestro querido Cabrera, para que las puertas del desarrollo se abran y permitan el paso a todos aquellos que de manera sana signifiquen desarrollo integral para lo nuestro y los nuestro, sin perder las condiciones de familiaridad y don de servicio que nos destacan ante los que nos visitan y que ha dado realce a la frase conocida y reconocida en el país y en el extranjero: A CABRERA, ENTRA SI QUIERES Y SAL SI PUEDES”.

En el texto “Estampas de Cabrera”, escrito por Kémil L. Dipp Gómez, se puede leer lo siguiente:
“… En Cabrera se vivía muy lejos de los principales centros del país, pero, cuando se llegaba allí, la bondad de su gente hospitalaria, la belleza incomparable de sus mujeres, lo pintoresco de sus campos, y la belleza exuberante del sitio, constituían un mágico hechizo del que poco podían sustraerse, lo que dio origen a que el pueblo adoptara el emblema de “ENTRA SI QUIERES Y SAL SI PUEDES”. Esto no es un mote cualquiera ni un vano decir. Tiene su valer y su vigencia. Mi padre llegó al país desde El Líbano, y después de estar en La Romana, Samaná y Sánchez, escogió Cabrera”.

El responsable de este testimonio menciona en su escrito una serie de personas, que debido a diferentes circunstancias, después de llegar a Cabrera decidieron radicarse allí de por vida, dándole fe de testimonio al “Entra si quieres…”. Menciona a don Ramón Guzmán, quien llegó a Cabrera a buscar un ganado y allí se quedó, se enamoró y formó familia. Dice Kémil que su padrino Virgilio García dejó Santiago y el prestigio que le proporcionaba su padre, el General Santos García. Primero llegó a Nagua y luego se radicó definitivamente en Cabrera con todo y familia. También hace referencia al Dr. Arturo Dalmasí, quien desde El Seibo llegó a Cabrera a realizar su pasantía médica. Cuenta Kémil, que Damasí se compenetró tanto con la gente de Cabrera, que no pudo salir de allí. También menciona a los Alemany, procedentes de Puerto Rico. A don Esteban Martínez, quien llegó de Cuba. El señor Luis Dipitón y su gran familia, oriundos de Las Bahamas. A todos estos casos, se le puede agregar un largo etcétera, tanto a nivel nacional como extranjero.

Queda definitivamente demostrado, que la frase en cuestión pertenece a Cabrera y no a Nagua. Las cosas hay que admitirlas como son. No se puede retorcer la historia cuando la historia presenta evidencias fehacientes sobre determinada realidad. En conclusión, creemos que cada pueblo tiene derecho a poseer con carácter de exclusividad los rasgos de su folklore o cualquier otro elemento autóctono que lo identifique. En honor a la verdad, hay que respetar y reconocer lo que a cada quien le pertenezca.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario