El cansancio y el agobio es el pan nuestro de cada dia.
Nos agobia el trabajo cada día más duro y exigente.
Nos agobia la falta de empleo digno y estable.
Nos agobian los políticos gastando en palabras lo que no invierten en resolver los problemas de la sociedad.
Nos agobia la inseguridad, la deficiente asistencia sanitaria, la administración de la justicia.
La casa, el apartamento que hay que pagar.
Nos agobian los dirigentes religiosos que le importa más la Ley que el Amor.
Nos agobian las injusticias, la creciente ola de corrupción, los vicios, la falta de unión en la familia.
Nos agobia el peso de una religión, de un culto vacío.
Nos agobia la opulencia, el lujo en que vive un pequeño grupito en el País.
Nos agobian los medios de comunicación, la televisión que no nos forma.
Nos agobia la falta de fe en el mundo.
Es por eso que los cristianos a través de Cristo seguimos diciendo:
- Vengan a mí los rechazados del mundo, las prostitutas, los marginados, los enfermos, los leprosos, los drogadictos, los presos, los malditos del y por el mundo.
- Vengan a mí los que no tienen un hogar, los que no tienen casa.
- Vengan a mí los que nunca se han sentido amado por nadie.
- Vengan a mi esas jóvenes que fueron engañadas por sus novios, maridos y ahora no tienen un espacio en esta sociedad.
- Vengan a mí los han sido abusados sexualmente.
- Vengan a mí los que han perdido la dignidad de ser persona.
- Vengan a mí los que están en crisis.
- Venga a mí los que han perdido el sentido a su vida.
- Vengan a mí los que viven sin amor.
- Vengan a mí los profesores y profesoras engañados por es sistema.
- Vengan a mí los y las que han perdido el sentido a su vida.
- Vengan a mí los que nadie quiere.
- Vengan a mí los que luchan por un mejor país, por una mejor vida, por una mejor calidad de vida para todos y todas.
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